domingo, 22 de abril de 2012


intro "Caidal" y "errancia" en Errancia

De leer "Caidal", mejor titulado como "Poema X" de El turno del aullante, de Max Rojas, nacen ganas de romperse la madre y escribir, que resulta, con él y sin él, casi lo mismo.

Todo esto, a propósito de Errancia, proyecto editorial digital de alcances internacionales:



Ilustración: Marco Aviña Ayala

 







X


Caidal mi pinche extrañación vino de golpe a balbucir quién sabe qué tantas pendejadas;
venía dizque a escombrar lo que el almaje me horadaba,
y a tientas tentoneó para encontrarse
un agujero tal de tal tamaño que en su adentro
mi agujereaje y yo no dábamos no pie
sino siquiera mentábamos finar
de donde a rastras pudiera retacharse nuestro aullido
Eso es lo que me queda -dije- de tanta extrañación
como he tenido; un hueco nada más, y ya me crujo
del tanto temblequear de que ese hueco
del mucho adolorar se me deshueque
y ya ni hueco en que caer tengamos
ni mi agujero ni mi yo
tan deshuecado invertebral volvido
que ni a madrazos mi almaraje quiera
ponerse a recoger su trocerío.
Caidal
mi pinche extrañación se fue de golpe
luego de extremaunciar sepa qué tantas pendejadas;
no le entendí ni madres de todo lo que dijo,
pero sentí que era de cosas que desgracian.
A buena hora se te ocurre - dije- venirme a jorobar con lo pasado,
cuando que a puro ferretear me atasco el alma;
si no fuera por tanto pinche clavo que me clavo,
ya ni memoria ni aulladar tendría.
A mí de sopetón una mujer me destazó en lo frío,
y desde entonces a puro pinche ardor me estoy enfriando.
Ni lumbre en el finar del almaraje y sus trocitos queda,
y sólo el agujero está y estamos dentro
mi esqueletada y yo y mis agujeros,
a trompicones tentaleando fondo
para por fin tener donde aventar el alma
y de una vez echar la moridera.
Luego de extremaunciarme el esqueleto,
mi pinche extrañación se fue de golpe;
a tales rumbos me aventó de lejos
que pura mugre soledad me fui encontrando;
de arrempujón en empujón llegué a mis huecos,
todo ya de oquedad hallado hoyado,
y sin huesaje ya y sin nada
en que la agonición llevar acabo.
Es frío -me dije- lo de agonir que tanto escalda,
pero el asunto es memoriar lo que en trocitos
del almaje va quedando de esa mujer, y yo memorio
de cuando me hoyancó, y luego hubo un desmadre talque estropició la elevación de los San Ángel,
y memoreo, también, que al destazarme
los huesos se me fueron hasta un deshuesadero talque, entonces, mi agujereaje y yo crujímonos de frío,
y a puro pinche enfriar hemos andado desde entonces.
Extremahumado ya,
ni un chinguirito de lumbre en el almaje y sus retazos queda
para lumbrar siquiera el huésar donde a tumbos
velorio a esa mujer que desahució mi almario
y cascajó, de paso, la ardidera.
Una llagada me dejó, y qué llagada,
y a luego hubo un friadal y un chingo más de cosasque a chingadazos, pues, me auparon la caída.
Si así -me dije-, sin nada de huesar
y a puro bújero velorearé por siempre a esa mujer mientras chinguitos del almar me queden,
y siendo como es de frío lo de agonir que tanto escalda,
mejor ya de una vez me descerrajo el alma
y a ver en qué lugar la moridera boto.
Ya ni mi triste corazón me aguanta nada,
y ya que en éstas del morir me esculco muerto,
dada la extremaunción, el último traguito
mi agujereaje y yo nos lo echaremos solos.
Briagados ya, y a tarascazos, dando fondo,
vidriaremos por ahí a ver en qué mugre velorio nos aceptan:
resurreccir como que está bastante del carajo,
y este pinche camión de Tizapán que ya no pasa,
como que nada más hasta un barranco hubo llegado.




El turno del aullante, Max Rojas, 1971.

errancia


erradero
muladar
escuinclerío lleno de nervios
y correrías y versos medio vacíos
de emoción
y presuntos remedios y remedos
camino sin bordes
me voy o me quedo
resbaladilla y tobogán si me equivoco, columpio y resortera y catapulta
la frente enlodada con nudos y preocupaciones
y medicamentos sin receta
todo en el arenero de mi hijo que no tengo
en su cuchitril y su amigo imaginario
estoy en su sábana orinada
en sus pesadillas del día
como si lo viera aquí mismo en el deseo que no tengo
de cambiar pañales y castrar mi viaje
a nunca jamás
el severo ojo de mi niño endulzado
que le duele un piecito
se muerde el labio
le asusta mi violencia enmascarada de palabras
y buenas maneras
¿por eso quieres irte?
¿y a dónde vas? si lo llevas agarrado de la mano
a la otra esquina del ¿diluvio?
si sólo frente frío 23 y tú ya estás ahogando a todo el mundo,
me digo,
con mi cocodrilo encerrado en la gota
con la gota ensuciando la lágrima
eslogan, pedazo de calentamiento global
porque estoy caliente hace rato
y la fiebre me arde desde el arrullo sin niño
sin trompo ni tropo ni chasquear los dientes con la lengua
como incendiando lo que digo porque lo digo
y porque quién carajos lo dice sino yo
si no sé amarrarme aún las agujetas del pensamiento
si mi niño no es niño o diablillo o pellizco artritis
en ese tobogán del que hablaba como recitar la fórmula de las trais
y escuinclerío
y jauría de peditos y eructitos –el bebé que está muy ansioso–
como darle golpecitos en la espalda
para que vuelva mi niño sin niño
porque en el otro cuarto estoy dormido
y no quiero ir a cambiar la ropita
por un dolor encuadernado
ni por una regañiza marca diablo o la cuna dando
vueltas pintas
rayas fintas
sin entronque
te equivocas si crees que te estoy hablando
te engañas si ves que tuerzo la boca
es mi manera de no reírme
de acariciarme la tuna y la púa y el enchufe
de dejar de ver un niño que nunca ha estado
ni cerquita
sino adentro
desvelado
cagarla, pues,
aceptar la desgana del siglo y la del feminismo
y el macho cabrón que se me enreda en la garganta
y pinche escuincle revoltoso
sáquese de acá
pal revoltijo
que usté no vino a ramalear ni a sacarse la rendija
pa la herida abierta
sino solo
de soledad o de solamente me revienta el ánimo
aquella rubia de ojos cacarizos
pero nada de eso es viaje
o boleto redondo
es darle vueltas a la cuerda
enrollar el yo yo
desenredar el memorama
para volver a cantarle al niño canciones suavecitas
o sopas enraizadas en el plato
de la hondura
herradero erradura cárgame la erre que suena fuerte
a gárgamel o a gato enfurruñado
y todo en la esquina
la comisura apenas entreabierta
con niños o sin uno solo en pantalones cortos
la pelota siempre rueda
y ya estará cualquier canijo
corriendo a alcanzarla
o raspándole un trallazo al lustro del zapatito o del suelo
porque a veces anda más mugroso el aire
aventando sus tenazas de sonsonete
que este niño que me equivoco en llamar mío
porque me lleva de la mano a quién sabe dónde carajos.



Lengua la traba, Josué Vega López, 2011.

sábado, 21 de abril de 2012


taller


El taller, supongo, es para experimentar. Para crear. Para crear puentes, vínculos. Lecturas de relecturas de fragmentos hechos fragmento y obras construidas obras por los fragmentos. Ésa es la forma en que imagino un laberinto-taller. Así, asteroide, debería columpiarse en la gravedad sin gravedad del espacio la mirada que es un blog-taller. Ir creciendo, poco a poco, hasta ser una bola incandescente que, sin embargo, se desintegre al tocar sus calenturas y pieles y noches y reverberaciones contra la atmósfera, contra el témpano de hielo del cerebro. Por eso me envuelvo en cautín y remiendo la letra con la música. Por eso "Because the Night" cerebela y cerebra, que no celebra necesariamente, "esta fiesta sin escrúpulos".
Aun no sé, ni me interesa, ser claro ni conciso ni pasajero en el tren del tedio, sino tope, remiendo de remedo, cacofonía en la vía láctea del poema:
esta fiesta sin escrúpulos

hoy prefiero dar marcha atrás
dejar de ser tan pendejamente solemne
conmigo mismo     y rebotar de gusto
como pelota playera
con este sol que atornilla sus pupilas al asfalto

por eso estrello la mirada contra los miles de fragmentos
que una mentada de madre puede ocasionar en el alma
como una orquesta de luz
rompiendo el prisma del ojo     milimétricamente

así quiero regresar al vértice del clamor
al ángulo que las axilas prefieren para sudar
al gemido recortado
por los labios en vuelo acrobático

así     con las mismas palabras me desnudo
frente al espejo de siempre
para retar al poema a mirarse en esta fiesta sin escrúpulos

puesta la corbata     los pantalones abajo
y el amor     el deseo     la exclamación     a flor de piel



Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)




viernes, 20 de abril de 2012

no es la nieve


no es la nieve lo que late esta noche
allá afuera

es mi corazón
resoplando entre los mofles
de los coches que se van



Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)

miércoles, 18 de abril de 2012

cicatrices


¿no tienes decencia?

me dejaste entrar en tu vida

soy un perro de traspatio

¡mira bien!     ¡guau!     sólo sé ladrar

tú eres una niña buena:

la princesa de papá

¡mira bien! sólo sé ladrar

me he arrastrado por las calles,

lamí la lluvia de tu suela,

lamí tu pie desnudo

¿no tienes decencia?

desde aquí el mundo es otro

yo no te amo, sólo quiero roer tus huesos

soy un perro de traspatio





"Cicatrices", José Cruz,
del disco del mismo nombre, Real de Catorce.






lunes, 16 de abril de 2012

trabajos del náufrago


cada noche

es la fiebre
un reflejo
en los ojos del grillo
que le fricciona el insomnio

y se condena a sí mismo
     y no puede quitarse
esa endemoniada nieve que le corre

por dentro

astillándole el ánimo
fracturando el vaho de su boca

piraña     arrecife contras las aguas
                   de la desesperanza

la espina dorsal derretida
en un desgarrado intento por treparle
al mar la entraña



Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)

domingo, 15 de abril de 2012

incompatible


violento y sucio
y tierno y pendejo

iluso de los cuatro puntos cardinales

voy

embrutecido
por los dos lados
la piel sudorosa     agria
las cejas caídas     avejentadas
prematuramente

siempre lejos
ridículamente extrañado
del sol y su paulatino ensombrecimiento
la ciudad reflejada en la locura

cualquiera me ve a veces
y sonríe y mueve la cabeza

el universo baila al son del hastío

yo prefiero quedarme
:     estúpida amnesia

traje las palomitas

obseso de mí mismo

tomo asiento

escribo


Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)



jueves, 12 de abril de 2012

algunas coordenadas


sudor
neurosis crónica
flores intravenosas
el asombro y la boca llena de saliva
los ojos como sparrings
recibiendo la vida
a dentelladas
historias de aire
espuma por los oídos
los grandes imbéciles de siempre
santos
demonios
la fe ciega del gusano depositada bajo tierra
paletadas de muerte sobre los cuerpos
paletadas de interrogaciones sobre la página
gorros de dormir
nenas inflables

:
algunas coordenadas para llegar hasta aquí



Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)

bajo cero


el viento que ausculta estos nervios
como hojas caducas

los ojos restallan en vidrios diminutos

se apepena al hueso un frío de la chingada

éste podría ser un poema
para calentarse el esqueleto


Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)

miércoles, 11 de abril de 2012

Autocrítica II

(fragmento)


en qué parte del trayecto se tragó la sintaxis al verbo

es éste el segundo recuento
y apenas empiezo
a columpiar la cuerda de luz
en que se ahorcará la niña de mis ojos

Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)

martes, 10 de abril de 2012

Los zapatos tienen ganas de salir


Por Werner Aspenström


Acaba de caer la tempestad.
Acaba de pasar.
No tengo perro,
pero sí zuecos.
Están junto a la puerta,
ladran.


Del libro Poesía / Poesi,
Antología y traducciones de Homero Aridjis y Pierre Zekeli,
introducción de Nina Burton,
Ediciones El Tucán de Virginia, 1989.







Esta es la clase de locuras musicales que me fascinan.

tiradero


a La Banda Elástica y su necedad sonora

se queda la música detenida
como una catarata de vidrio

bien puede soplar el viento
y tirar a pedazos
estas notas arremangadas
tensadas a punto de resorte
quieriendo caer sin tirarse
resbalar sin romper la pendiente

el sonido no está tras la vidriera
ni cabe en el oído

un mar de avispas no es la música

es sólo la imagen de lo que quiso ser
movimiento perpetuo

cuál es el tiempo de la sordera
hoy se enturbia el silencio
desde las encías
(como mi impaciencia numérica
en pentagrama)
y cuento los vivos y los muertos

:
catálogo de tiradero

Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)



lunes, 9 de abril de 2012

Manifiesto sobre los últimos movimientos de una nube

Por José Cruz (ex Real de Catorce)

Las nubes circulan libremente en los cielos
aparentemente pastan, pero algunas suelen echar raíces
En nuestro país existen nubes inconvenientes
para los fanáticos del tenis o del golf.
Las nubes molestan, infringen,
¿Quien se queja de las nubes?
¡Los que usan paraguas!
Las nubes no se venden.
Las nubes no se alquilan.
Las nubes son invaluables.

Después de que las nubes fueron condenadas,
ahora, aparentementese se les deja tranquilas;
pocos pueden tener una nube en el pent-house;
pero las nubes son de todos, son de nadie.

Proclamación:
¡Las nubes escupen!
¡Son infinitamente imposibles!
¡Llenan un espacio y cumplen con su tiempo!
¡Las nubes son locura!
¡Las nubes son tóxicas para los idiotas!
Las nubes cristalizan en el silencio, en la pausa, como en los sueños.
Las nubes son un navío cargado de...
Su único negocio provocar lluvias, benéficas en estos tiempos de sequía. 
¡Seamos rigurosamente objetivos! ¡Seamos rigurosamente subjetivos!
¡Las nubes son nuestra filosofía!

No es la nieve


no es la nieve lo que late esta noche
allá afuera

es mi corazón
resoplando entre los mofles
de los coches que se van

Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000)
Publicar, primero, el "Manifiesto sobre los últimos movimientos de una nube" para, así reiterar mi admiración por el blues, por el buen blues mexicano; por lo menos, según mi perspectiva. Es, además, el epígrafe de mi poema "Nubes" del libro Cuerpo en añicos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000), del que rescato un par de líneas:

las nubes nos gritan     nos mean encima
nos escupen

[...]

algunas nubes han dejado
de cantar y dejan caer
sus pétalos de lluvia